En mi primer acercamiento en vivo al fútbol base de la recién estrenada temporada, tocaba acercarse el pasado miércoles al nuevo campo de Aneiros para un Animas-Meiras de infantiles.
Llegué con el choque recién comenzado y pude ver un partido en el que los goles eran lo de menos y que discurría sin el más mínimo atisbo de brusquedad y mucho menos de violencia sobre el césped. Sin embargo, fuera del terreno de juego, bastaron 20 minutos de partido para que varios ¿aficionados? de ambos equipos se enzarzasen en una trifulca en la que volaron los puños y los empujones y zarandeos entre varios de ellos llevaran al colegiado a detener el partido.
Componentes de ambos banquillos, entrenador, delegados y niños suplentes incluidos cruzaban el campo para apaciguar los ánímos, mientras la trifulca continuaba con gritos y amenazas entre los aficionados, alguno con el pelo ya blanco sobre sus hombros y otros que no aparentaban menos edad.
Los ánimos se calmaron y la cosa no fué a mayores, al llegar el descanso abandoné Aneiros y cambié de escenario para un Perlío-Val también de infantiles, esta vez llegué con tiempo suficiente para presenciar la nueva norma que ha instaurado la delegación ferrolana de fútbol en la que los equipos salen juntos al campo y se saludan en señal de fair-play.
Todo estupendo y el partido muy entretenido a pesar de la gran superioridad que mostró el O Val, en el campo reinaba el fair-play y en la grada "tranquilidad"...pero una reflexión rondó en mi cabeza tras finalizar la jornada.

Donde está la violencia? Si ya sé...que si la educación, que si la crisis, que si la pérdida de valores, que si el árbitro de turno, que si la culpa la tiene siempre el contrario o que si mi abuela fumara...
No entiendo de leyes...que algún docto en la materia nos ilustre si eso...pero sería partidario de que se jugasen los partidos a puerta cerrada, seguro que se acababa con este problema, pero para que no paguemos justos por pecadores abogo porque no se permita la entrada a los recintos deportivos a todo aquel individuo que protagonice alguna acción de amenaza verbal o violencia física en un campo de fútbol, con el agravante de incitación a la violencia a menores de edad, porque eso es lo que hacen, incitar la violencia y eso hay que cortarlo de raiz.
Más de uno se encontraría jodido y bien jodido.
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