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domingo, 1 de enero de 2017

De escuelas, fútbol y patios de colegio.

Los recuerdos que tengo de la escuela sobre todo cuando empecé en la de Doña Maruja en la calle de Ánimas del antiguo barrio de Esteiro, son los de algo demasiado oscuro, demasiado serio, demasiado rígido, demasiado amenazante para la incipiente ilusión por las primeras letras y las primeras cuentas. Quizá por eso no llegué a buen estudiante o quizá nunca lo hubiese sido aun con la escuela más blanca, más alegre y menos seria.
También recuerdo con claridad mis años en el Ibañez Martín enredado en la antigua EGB, cantando la Salve y rezando los Padre Nuestros. A formar para la entrada y a cubrirse para formar, el timbre para salir, los cambios de clase y los hábitos negros de don Juan o don Ramón. Todo gris, casi negro como el de las pizarras y oscuro, muy oscuro. Todo menos la salida al recreo. Aquello si que era un patio y nunca mejor dicho, de colegio. Cientos de crios recuperábamos la ilusión por el juego durante media hora que nos sabía a gloria.
En ese patio siempre, siempre había un balón, siempre había un dueño que lo compartía con los demás. Todos y digo todos corríamos como cosacos detrás de él con unos sudores que dejaban chorretes por la cara como si no hubiese pañuelos que los secasen. El rebumbio era el pan de cada día en el patio y los caños de las bajantes del agua las porterías sin portero, libres y a la vez defendidas por todos. Más tarde llegarían las de balonmano que nunca lo fueron y si del más puro fútbol. Perfectas para las dimensiones y para los cuerpos de aquellos diablillos que no parábamos de chutar y chutar sobre sus redes.
De ahí a las pachangas del barrio, primero de las "Casas Baratas" y después las de Caranza, con la Plaza de Sevilla y los patios de las Casas de la Bazán como campos de juego, que digo campos, como grandes estadios o al menos eso me parecía a mi. La escuela del fútbol era la de la calle y la otra escuela, la oscura, la gris ... la que te robaba la alegría. Al menos a mi.
Seguro que dentro de algunos años, alguien escribirá sobre sus recuerdos en la escuela.  Como ahora los niños van al colegio, seguramente esos recuerdos serán los de otra escuela, la de una moderna "escuela de fútbol" de su ciudad de esas en las que abundan los conos, los petos, esa hierba que no huele  y unas enormes porterías que son el suplicio de los pocos niños que todavía sueñan con ser porteros. Serán seguramente los recuerdos del F7 del F8 o el de verdad también, el de Messi y Cristiano Ronaldo. Yo fui más de Pepiño, Arturo, Somaza, Castro y los hermanos Collazo en el viejo Inferniño.
Y es que seguramente por eso  no fui buen futbolista y  seguramente también por eso buen estudiante tampoco.
Ahora los niños son seguramente mejores estudiantes y no se si mejores futbolistas, pero al menos no tendrán el gris y el negro de fondo como recuerdos de "la escuela".

lunes, 13 de junio de 2016

Del éxito a la cola del paro

Michel Alonso. Foto: futbolasturiano.es

Esto escribí allá por agosto de 2015 acerca de la situación de Michel Alonso tras haber cerrado su etapa en Somozas.

Un texto que no vio la luz por diferentes circunstancias pero que ahora quiero recuperar con más razón si cabe. Hoy y tras que su paso por un club de primera división como es el Deportivo La Coruña pusiese en valor su trayectoria, su trabajo y su gran profesionalidad, el fútbol devuelve al técnico "caranzeiro" como el mismo se identifica cada vez que tiene ocasión, esa oportunidad única y merecida de entrenar al club de su vida, el de su ciudad y desde su barrio, sin condiciones ni cortapisas y con una oportunidad de oro para demostrar su valía. Desde el inicio, participando en la confección de la plantilla, la pretemporada y atando todos los cabos que la situación requiere.
Todavía acaba de aterrizar pero ya estamos ansiosos de ver al nuevo Racing de Michel Alonso, un técnico humilde, sabio y valiente que sin duda marcará con su sello la nueva temporada que se avecina para este Racing en el que no valen medias tintas .  Con el play off primero y el ascenso después como objetivos, en ferroliño ya se sabe, si triunfas nunca serás suficientemente valorado y el fracaso te sentencia e inhabilita hasta para ejercer de ferrolano.
A Malata no perdona y Michel lo sabe mejor que nadie.
Suerte míster.



04-08-2015

"Del éxito a la cola del paro"

De todos es sabido que en esto del fútbol los resultados mandan y desde la élite hasta la tercera regional cuando llegan las derrotas la solución suele pasar por el cambio de entrenador. El oficio de entrenador de fútbol no es tarea fácil ni trabajo agradecido cuando las cosas se tuercen y el equipo no va como el míster quisiera.
Las sentencias son irreversibles y cuando llegan, el míster de turno pasa a engrosar las listas del paro y esperar una nueva oportunidad que de llegar será seguramente muchos meses más tarde. Tiempo durante el que la mayoría aprovecharán para seguir formándose, aumentar conocimientos y empaparse de todo el fútbol posible ya desde la grada.
Sin embargo en el deporte rey como en la vida misma se dan en ocasiones ese tipo de circunstancias que paradójicamente  te pueden llevar del éxito más espectacular dirigiendo desde un banquillo al paro forzoso y el sofá de tu casa.

Así le ocurría en este inicio de temporada a Michel Alonso joven y modesto entrenador del U.D. Somozas (La Coruña) en una población gallega con apenas 1.500 habitantes. Con un currículum forjado en el fútbol modesto su trayectoria pasa por haber dirigido desde muy joven en juveniles, preferente, tercera y segunda división nacional. Tras dos temporadas dirigiendo al equipo a la tercera fue la vencida y el técnico llevaba a su club a un ascenso histórico de la tercera gallega a la segunda B. Algo inédito a nivel nacional y catalogado de milagro en el panorama gallego y local.
Capaz de conformar al año siguiente junto a la dirección deportiva de un club humilde y de escasa capacidad económica un equipo que diese la cara pero por el que nadie daba un duro al inicio de temporada, el U.D. Somozas realizaba una campaña de ensueño. Recién ascendido no solo no pasó apuros para mantener la categoría si no que se mostró como la auténtica revelación del grupo I de la categoría de bronce del fútbol español alcanzando un meritorio décimo puesto en la clasificación final después de haber cosechado grandes resultados como la victoria a domicilio de sus vecinos del Racing C. Ferrol uno de los máximos favoritos al ascenso o caído por la mínima dando la cara en sus dos encuentros con el potente Oviedo campeón del grupo y ascendido a Segunda A.
Con estas premisas y semejante carta de presentación el bueno de Michel decidía poner fin a su etapa de cuatro años en un banquillo al que consideraba que no podría ya sacar mayor rendimiento deportivo tras haber demostrado con creces su capacidad para asumir nuevos y mayores retos como crecimiento en su carrera profesional.
La lluvia de representantes para el técnico gallego no se hizo esperar y los supuestos ofrecimientos y ofertas varias de clubes para hacerse con sus servicios eran un hervidero en la prensa y redes sociales hace tan solo unas semanas. Pero el fútbol y su entorno tienen estas cosas y Michel Angel Alonso Naya “Michel”  se tomará al menos de momento unas vacaciones forzosas a la espera de que el futuro le depare nuevamente un banquillo donde hablar consigo mismo y demostrar una vez más que el amor por la profesión va más allá del éxito o del fracaso.
Y es que la cola del paro no es lugar para quién sabe y mucho de esto. Estamos seguros de que su  “mejor planteamiento” está todavía por llegar.





Escrito por Manel Díaz
@muchacalidad8 en twitter